Muchas personas latinx y LGBTQ en el país hablan español. Algunas lo emplean en sus vidas diarias y otras lo utilizan cuando visitan sus países de origen, cuando asisten a la iglesia o eventos de la comunidad. Este panorama presenta dos retos importantes para estos jóvenes: el primero es el limitado lenguaje sobre orientación sexual o asuntos de identidad de género y el segundo es la falta de recursos impresos en español.
“Antes de ‘salir del clóset’ con mis amigos, tuve que pensar en una manera de decírselos que no fuese negativa. Las palabras en nuestro idioma no son exactamente el tipo de cosas que uno usaría para describir a su hijo”, dijo Ricardo Rivera, de la organización La Casa. A pesar de que la palabra “gay” tiene el mismo significado tanto en inglés como en español, la palabra “lesbiana” aún tiene una connotación negativa. Muchas mujeres latinas que aman a otras mujeres, están empleando el vocablo para restaurar su uso de aquellos que lo utilizan en contra.
Una forma de evitar el problema con la lengua española es simplemente eludir el uso de palabras relacionadas con la comunidad LGBTQ, sean negativas o positivas.
“El hecho de que soy lesbiana parecía haber sido transmitido sin mi uso de palabras para describir mi información. He pasado cada verano en México con la familia de mi mamá desde que nací y un día llevé a mi pareja por primera vez. Mi tía me llamó a un lado y me dijo que mi pareja era muy simpática; nunca me dijo las palabras, pero no las necesitaba para que me demuestren su aceptación”, dijo Sandra Telep.
A medida que más hispanas LGBTQ comparten sus historias con otros, la concientización de mujeres heterosexuales aumenta. Los latinx que conocen a una persona gay, lesbiana, bisexual, transgénero o queer son menos propensos a creer en los estereotipos y conceptos erróneos que puedan tener y las palabras que utilizan para describir a personas LGBTQ se vuelven más positivas. Cuando situaciones como esta sucedan más seguido se hará cada vez más fácil para estos jóvenes ser sinceros con otras personas, en especial, con las familias.
Este panorama presenta dos retos importantes para estos jóvenes: el primero es el limitado lenguaje sobre orientación sexual o asuntos de identidad de género y el segundo es la falta de recursos impresos en español.
“Antes de ‘salir del clóset’ con mis amigos, tuve que pensar en una manera de decírselos que no fuese negativa. Las palabras en nuestro idioma no son exactamente el tipo de cosas que uno usaría para describir a su hijo”, dijo Ricardo Rivera, de la organización La Casa. A pesar de que la palabra “gay” tiene el mismo significado tanto en inglés como en español, la palabra “lesbiana” aún tiene una connotación negativa. Muchas mujeres latinas que aman a otras mujeres, están empleando el vocablo para restaurar su uso de aquellos que lo utilizan en contra.
Una forma de evitar el problema con la lengua española es simplemente eludir el uso de palabras relacionadas con la comunidad LGBTQ, sean negativas o positivas.
“El hecho de que soy lesbiana parecía haber sido transmitido sin mi uso de palabras para describir mi información. He pasado cada verano en México con la familia de mi mamá desde que nací y un día llevé a mi pareja por primera vez. Mi tía me llamó a un lado y me dijo que mi pareja era muy simpática; nunca me dijo las palabras, pero no las necesitaba para que me demuestren su aceptación”, dijo Sandra Telep.
A medida que más hispanas LGBTQ comparten sus historias con otros, la concientización de mujeres heterosexuales aumenta. Los latinx que conocen a una persona gay, lesbiana, bisexual, transgénero o queer son menos propensos a creer en los estereotipos y conceptos erróneos que puedan tener y las palabras que utilizan para describir a personas LGBTQ se vuelven más positivas. Cuando situaciones como esta sucedan más seguido se hará cada vez más fácil para estos jóvenes ser sinceros con otras personas, en especial, con las familias.
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