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¿Salgo o me quedo dentro?




Siempre me ha parecido muy injusto el hecho de tener que salir del armario. Me parece de pura lógica pensar que si una persona heterosexual no tiene que decir a sus familiares y amigos que lo es, una persona homosexual tampoco debería hacerlo. Esa sería la verdadera normalidad; poder llegar a casa un día con nuestra pareja, sea cual sea su sexo, sin tener que dar más explicaciones.


Contarle algo así a la gente a la que quieres genera en muchos casos una gran lucha interna. Sentimos miedo de decepcionar a los que nos rodean, e incluso que dejen de querernos. Toda clase de pensamientos negativos acuden a nuestra cabeza, desde una discusión a gritos en casa, pasando por el repudio de nuestros familiares hasta un posible acoso en el instituto. Afortunadamente, cada vez hay menos casos así. Para las que hayáis pasado por esa dura experiencia, creo que no debéis sentir que habéis decepcionado a los vuestros. En todo caso, ellos os habrán decepcionado a vosotras por no estar a la altura. La orientación sexual de una persona, sea la que sea, no debería nunca suponer rechazo por parte de nadie, y menos aún por parte de las personas más allegadas. No hay nada equivocado en vuestra forma de ser, es el resto de gente el que debería aceptarlo.


El caso de aquellas personas que estamos en el medio y no nos decantamos por hombres o mujeres, es a menudo mucho más espinoso. Nos enfrentamos a un doble rechazo en muchas ocasiones: Los heterosexuales te discriminan, pero los homosexuales no siempre te acogen del todo bien. He tenido que escuchar en numerosas ocasiones, por parte de amigos y amigas gays y heterosexuales, cosas como defínete, no sabes lo que quieres, al final terminarás decantándote por uno de los dos lados y demás lindezas. ¿Por qué debería definirme como los demás quieren que me defina? Considero que soy sexual, y punto. No descarto poder estar con personas de ambos sexos, al igual que no tengo un prototipo definido de físico que me gusta, ni nada por el estilo. Si me siento atraída por una persona, ¿por qué deberían frenarme esas cosas? Para ser justa, también he recibido el apoyo de muchas otras personas que no cuestionan mis sentimientos ni mi forma de vida. Son esas personas las que hacen que mi balanza de dilemas interna se decante por el lado de gritar a los cuatro vientos quién soy.


Todas estas experiencias te hacen tener muchas dudas sobre si deberías contarlo o no. Porque esos comentarios, aún sin ser tan graves como un acoso, hacen mella, y te debates entre ser sincera con los demás o guardártelo para ti por si te van a hacer daño. Tienes miedo a que no te comprendan, o a que te den la espalda. A que te llamen loca, rara o indecisa. En palabras de Michael Stipe, cantante de R.E.M., Siempre he sentido que la sexualidad es algo muy resbaladizo. En este momento, tiende a ser categorizada y etiquetada, y creo que las etiquetas son para la comida. Para la comida enlatada. Mucha gente no comprende que no estoy confundida, y que sí sé lo que quiero. Yo ya he elegido. He elegido querer a personas, independientemente de su sexo. Y soy feliz así.

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