No me voy a justificar, ni a decir que no tuve la culpa, siempre supe que podría traer consecuencias, pero igual lo hice.
Lo que no calculé es que el castigo sería tan severo, a mi padre no le gustó para nada la broma (no fue una broma), así que, para que pensara en lo que hice y me “hiciera un hombre” me mandó a Santo Domingo casi deportado, eran los castigos de la época.
Lo de venir a RD no me molestó tanto, me llevaba bien con mis tíos y los primos, además me evitaría el frio del invierno en NY, en pleno febrero el frio es insoportable, además quizás hasta un chamaquito me conseguía con el guebon típico que caracteriza a los dominicanos. Lo que sí realmente me molestó es que llegando al país mi tio me informó que ya me había inscrito en una academia y que comenzaba el lunes. Si, una academia de pelotas. El mundo se me fue arriba, el béisbol es el deporte que más odio en la vida y mi padre me lo había hecho de maldad para que me volviera responsable según él.
Con 16 años tú solo quieres divertirte y gozar, por lo que pensé que serían unas vacaciones más en el país, pero el tener que internarme en una academia de un deporte que odio, era lo peor que podía pasarme.
Pelee, grité, chantajee y hasta me hice el enfermo para no ir, pero nada de eso convenció a mi tío, ya todo estaba acordado y cuadrado, sería mi destino en los próximos meses, mi infierno en la tierra y el pago de todas las maldades que hice, sobre todo la más grande al profesor de matemáticas y que le trajo graves consecuencias.
Me habían jodido mi papá y mi tío, esta vez harían que aprendiera por las malas, para empeorar la situación la academia estaba en un campo de San Pedro, dique porque de ahí salen los mejores peloteros. Pero ya sabemos que la intención de ellos no era que fuera un pelotero.
Cuando llegamos nos recibió el entrenador, al parecer lo buscaron de forma que no me lo pudiera tirar, era un señor de unos 50 y tantos, gordo y con barbas, nada que ver para mi, hasta algo de asquito me dio su olor.
Mi tío se fue y el entrenador procedió a enseñarme las instalaciones, las habitaciones, los baños y el campo de juego. Al ver en el campo de juego a los chicos estirando, calentando y entrenando, pensé: esto no está tan mal. Al ver a esos chicos sudados y con esos pantalones tan cortos, esas piernas que les da el entrenamiento de machos sementales, el sudor corriendo por su piel y ver como juegan los unos con los otros agarrándose los paquetes, el culo y oír como hacen bromas gays me puso full caliente y esta calentura me hizo replantearme el castigo, ya sabes a lo que me refiero.
Quizás mis padres y mis tíos finalmente me hicieron un favor, empezó una revolución en el cerebro y empezaron a llegar pensamientos que antes no estaban, me llegaron a la cabeza todos las cosas que se dicen de los peloteros dominicanos, sus guebazos, la energía que tienen y de cómo en una ocasión un amigo me contó que uno lo dejó sin poder ir al baño por varios días, le había dado tanta ñema que se arrepintió de eso. Obviamente si yo me daba alguno no me iba a arrepentir.
A partir de ese momento mi objetivo cambió, mi pensamiento era: cuántos de estos chamacos lograré cogerme antes de salir de aquí. A partir de ahí me encantaba la pelota, comencé a hacer amistades y por supuesto a hacer todas las prácticas que hacían todos, pues era una oportunidad para que me dieran nalgadas y echarles el ojo a dos o tres y por su puesto meterme a la ducha a ver esos guebos colgando.
La primera ducha grupal fue terrible, yo era algo vergonzoso para desnudarme y llegar aquella ducha y ver todos estos hombres desnudos mi temor era si no tendría una erección, y es que cuando veía a Juan Francisco con ese cuerpo flaco de 6 pies y definido, con ese pelo corto con cerquillo en la frente y sobre todo aquel guebo que flácido debia medirle cerca de 8 pulgadas y con una vena que le cruzaba todo el guebo, era todo un tormento.
Donde quiera que miraba tenía que voltear la cara, gritaba para mis adentros contrólate maricon, contrólate maricon, que no se pare el guebo. Pero no pude mas cuando vi a Luis, es que ese rubio de Santiago me puso malo, ese semental hecho por los dioses me miro de frente y el guebo se me paro, y es que es entendible aquel macho debia tener a todas las mujeres detrás de el, debia tener unos 6.3 de altura, musculoso, pero con unos cuadritos super definidos, todo el bello en su cuerpo era rubio, con hombros anchos y cintura estrecha, mandíbula ufffff definida, cabello corto rubio, nalgas de ángel y con bellos rubios también.
Me miro, vio que me tape mi guebo parado y siguió su camino cruzando la mirada conmigo, sin ningún gesto, sin cara de asco o de deseo. Nada, nada, nada.
Yo nunca fui amanerado, pero a como sabía que posiblemente lo que paso en las duchas se regaría de boca en boca y además como una forma de cumplir con mis objetivos empecé a soltar dos o tres plumas. Esto no tardo en surtir efecto, pero el efecto contrario, los chiscos con los que establecí cierta amistad se alejaban, creo que porque no querían ser vinculados con el maricon. Yo ya estaba desesperado, nunca había durado tanto tiempo sin tener sexo y para el colmo ya no tenia ni con quien hablar.
Una noche mientras caminaba por el play me abordaron dos de los chicos y me dijeron: Klk mariconcito, ¿estas buscando un guebo para mamar, o quizás dos?. Un frio me invadió, me subió por el espinazo y se me congelo el estómago, ustedes conocen esa sensación cuando un macho te dice algo así y tu estás loco por, aunque sea mamar.
Y es que no era para menos, ya llevaba ahí una semana y como saben a los peloteros le recomiendan que no se masturben para no perder fuerza en las practicas. Yo estaba rechisimo y les respondi: Bueno, si aparece algo pues se hace.
De repensé se morían de la risa, los chicos solo se burlaban, no estaban en eso y fue cuando caí en cuenta que por más que me había partido, insinuado, los chicos no me hacían caso, no había (hasta ese momento) ni si quiera un ¡La Ecopeta!, ¡un ¡vuela! ¡vuela! o cualquier otra cosa burlesca o insinuación de sexo, absolutamente nada y eso que esos muchachos ahí están rechisimos y locos por totos o culos, no podía entender que pasaba. Era como si no existiera, nada de lo que tenía que ver con mi homosexualidad los perturbaba o le importaba, esa pregunta que hicieron los chicos fue el primer cruce de palabras relacionado a ese tema y era solo en forma de burla.
Llegue a pensar que mis padres y tíos habían advertido a la academia para controlaran eso y por ende también con los chicos, llegue a pensar que había llegado al lugar más heterosexual del mundo y me habían jodido mis padres una vez mas o que tal vez eran todos unos homofóbicos. Todo eso paso por mi mente, pero…
Nada más alejado de la realidad, lo que viviría en los siguientes días podrían a prueba todos mis sentidos y mi capacidad de coger muchooooos guebos, a veces en el mismo momento, con guebos de todos los calibres, con venas, blancos, negros, con perlas. Lo único que faltaba era que llegara el…
Por: Martin Guzman
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Academia de prostitucion parte 3
Pobrecito!